Mareas
Ciudadanas, Unidad Popular…la izquierda más alejada del centro se está reinventando
este último año dado a las elecciones municipales y autonómicas que se han
celebrado, y ya se están preparando para las recién convocadas elecciones
generales del 20 de diciembre. En éstas dos últimas convocatorias celebradas
éste año, se han usado plataformas de
confluencia que han aunado la sopa de siglas de PODEMOS, Izquierda Unida y
otros partidos de izquierda junto a entidades sociales en defensa de los
derechos de la ciudadanía.
Lo
curioso del caso es que en las municipales, cada corporación local ha escogido
confluir o no. Vemos el caso de Guanyem
Barcelona en Comú, en los que confluyen partidos como
PODEMOS, Iniciativa per Catalunya Els Verds
y la PAH. Sin embargo, en Guanyem
Badalona en Comú
han ido juntos PODEMOS (mejor dicho, una parte de PODEM Badalona) y la CUP con
el apoyo de entidades sociales como la PAH, pero ICV ha ido por su lado, aunque
han dado apoyo a la investidura y al gobierno
de Guanyem Badalona. Sin
embargo, en las autonómicas, cada partido ha ido con sus siglas excepto en las
catalanas. PODEMOS e ICV se unieron en la plataforma Catalunya Si Que
Es Pot.
En
el conjunto del territorio nacional, PODEMOS ha obtenido mejores resultados que
IU, cuya representación parlamentaria ha caído en picado. Sin embargo, en la
confluencia catalana de las dos fuerzas, han perdido en fuerza. Tres diputados
menos que en las elecciones de 2012 donde ICV se presentaba sola. Ante éste
panorama surge la duda ante las generales: ¿presentarse con una plataforma de
Unidad Popular o cada uno por sus siglas? PODEMOS no está por la labor pero
Alberto Garzón insiste en ir juntos.
Si
echamos la vista atrás, vemos que desde la década de los 80, las tesis
neoliberales han calado más en la sociedad destruyendo los ideales de izquierda
en las clases más populares. Los gobiernos de Thatcher y Reagan universalizaron
un discurso populista que llegó a las clases medias. Además, si se suma la
caída de la URSS, el capitalismo no tenía nada que temer. No había alternativa.
Así, los partidos socialdemócratas adoptaron discursos similares en el tema económico,
convirtiéndose más en partidos de centro que de izquierda. Ejemplos tangibles
son el Partido Laborista Británico o el PSOE. Así que los partidos que
siguieron manteniendo sus programas con ideales puramente de izquierda
obtuvieron representaciones más menguantes.
La
unión de siglas no es nueva para los partidos de izquierda. Izquierda Unida lo
es, y en otros países como Grecia está Syriza. El reto que se plantea aquí es la lucha de fuerzas
dentro de la izquierda. PODEMOS, aún no considerarse de izquierdas pero si
socialdemócrata, ha hecho reavivar la ilusión y esperanza de la gente del ala
izquierda, desencantada de los partidos socialistas y atrayendo a la gente de
IU mostrándose como una nueva cara de éste lado de la política. Sin embargo, a
IU le lastra aún la representación de líderes con muchas canas y con un discurso
arraigado a décadas anteriores y llenos de lemas. Con Alberto Garzón se ha
abierto un nuevo horizonte de remodelación pero, desgraciadamente, se les han ido
escapando jóvenes valores hacia las filas moradas. El partido de Iglesias
quiere alzarse con la bandera de la nueva política, progresista y en defensa de
los derechos y necesidades de las ciudadanas y los ciudadanos y atraer a los
jóvenes valores de IU como al mismo Alberto Garzón. Quiere asaltar el cielo
sólo, mientras que la formación del malagueño prefiere trabajar con otros
grupos de izquierda y entidades sociales para llevar una gran coalición con
esperanzas a obtener un gran resultado como el obtenido en ayuntamientos
gallegos con las Mareas Gallegas o en otras plazas como Cádiz, Madrid y
Barcelona.
Ante
éste panorama se abre una gran dicotomía para las y los votantes y militantes
de izquierda. Optar por ir solos aprovechando el tirón mediático o seguir con
los principios de unidad para así obtener más fuerza de las clases populares.
Dejarse llevar por la ambición de llegar al mayor electorado posible, seducir
al de la izquierda, al del centro y a los desencantados de la derecha como
pretende PODEMOS, o estirar aún más la fórmula de Plataformas de Unidad Popular
para presentarse a las clases populares como los verdaderos garantes de sus
intereses.
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