Usted es el asegurado número X en
su compañía de seguros, el expediente número Y en Servicios Sociales, el
paciente número Z en su centro de salud, con número W en la Seguridad Social.
Es usted el parado siete millones en las encuestas y el cliente cien mil de la
última tienda en la que consumió. Somos simples números en un mundo
completamente burocratizado. Y lo digo con conocimiento de causa, ya que llevo
tiempo trabajando como administrativo.
El término burocracia significa
el gobierno de los funcionarios, primero aplicado a los trabajadores del
gobierno y ahora también en las grandes organizaciones. Es una forma de
organización. Todos estamos de acuerdo que el orden es importante para llevar a
cabo una gestión de recursos y demandas de la mejor manera posible ya que se
establece un procedimiento para llevarlas a cabo. Da seguridad y rigurosidad.
Para el ámbito administrativo y
de gestión la burocracia es el mejor modelo, pero éste modelo no ha de penetrar
en los ámbitos referentes a las personas. Cuando se trata de temas de
necesidades de la población, las estructuras deberían ser más flexibles. Al ser
sociedades cada vez más grandes y con influencias cada vez más grandes de
muchos más lugares a causa de la globalización, pueden darse situaciones de emergencia
social.
Con la actual crisis que vivimos
y las consecuencias que arrastramos de más de cinco años de dificultades
económicas, se han creado bolsas de
emergencia que nunca habíamos pensado como que haya gente desahuciada o que
niños pasen hambre. Es más necesario que nunca que las estructuras
gubernamentales den respuesta a estas necesidades con todos los recursos
disponibles ya que es la organización más grande, el Estado. No se debería
guiar por valoraciones en estudios de si es una tasa alta o baja según la
población. Hay problemas que han de ser resueltos por su gravedad y no por su
incidencia en la población, si es lo suficientemente alta para actuar o no. Hay
casos que deberían estar con el 0 en su recuento. La desnutrición infantil, el
paro y los desahucios, entre otros casos, son emergencias sociales que deben
recibir una respuesta contundente.
Dejen a un lado los números,
miren detrás. ¿Lo ven? Son personas, es la población. Esas personas que el día
de mañana decidirán si ustedes siguen o quedan fuera. Aunque sea de manera
egoísta. Rompan con las ataduras, den a sus vecinos, compañeros, amigos,
familiares una segunda oportunidad. Por favor, actúen.