Estamos en campaña electoral. El
próximo domingo 24 de mayo hay elecciones y los partidos empiezan a hacer sus
propuestas y a explicar sus programas para gobernar en los municipios y
comunidades autónomas. Una de las elecciones que más expectación está creando
es la del Ayuntamiento de Madrid, en la cual se presenta gente mediática como
Antonio Miguel Carmona por el PSOE, Esperanza Aguirre por el PP y donde los
sondeos del CIS dan una entrada con fuerza a Ahora Madrid con Manuela Carmena
al frente.
La candidata del PP pronunció unas
palabras sobre las persona sin techo en la capital de España. Dijo que
promulgaría una normativa para ocultar a las personas que duermen en la calle
porque afectan al turismo y a la vez los criminalizó espetando que están en la
calle para formar parte de organizaciones que buscan tener un buen vivir. No
podemos negar que existen organizaciones de personas que usan la mendicidad
para sacar beneficio pero no es esa la realidad de las personas que viven en la
calle. La realidad de las personas que buscan acomodo en la vía pública es el
paro, los recortes en políticas sociales, las malas políticas en inmigración,
los desahucios… El problema es multifactorial, no una elección personal.
Este tipo de declaraciones exponen que
los neoliberales siguen sin aprender. Usan la misma táctica de siempre, que es
poner al trabajador en contra del trabajador metiendo el dedo en la llaga del
contribuyente que llega con esfuerzo a final de mes exponiendo que hay otros
que viven de lo que ellos pagan. Siguen con los discursos populistas. Y para
más INRI, el presidente del Círculo de Empresarios, Javier Vega de Seoane, tildó
de “pobrecitos” a los parados para justificar una liberalización del mercado
laboral. ¿Pobrecitos? ¿Ahora les salen resquicios de misericordia? Han pedido
desde el principio de la crisis soluciones en el mercado laboral centradas en
el despido y contratos basura para sacar más beneficio para ellos que para
arreglar la situación económica. Han machacado a las personas aún más,
tratándonos de números, deshumanizando el trabajo y su efecto en la sociedad.
Y para continuar para bingo tenemos al
alcalde de Badalona Xavier García Albiol, del
Partido Popular, con su lema para la reelección “Limpiando Badalona”. Éste
señor ha sido protagonista de discursos populistas y xenófobos sobre la
inmigración en Badalona y sus políticas se han centrado en machacar a ésta
población más que ayudar a su integración en el tejido social de la ciudad.
Incluso ha tenido juicios por repartir panfletos contra la comunidad rumana de
Badalona. Y ese lema es regocijarse de ello. Hay que tener una cara bien dura y
ni pizca de vergüenza. La ciudad no necesita ser limpiada, necesita ser
cohesionada. Bueno, rectifico, sí que debe ser limpiada, pero de tipos como él.
Pero por suerte esto está cambiado. Ha
llegado el momento en que todos hemos sufrido y la clase media ha visto que en
cuanto menos se lo espere puede acabar sin nada. Con la organización de
“Mareas” en defensa de la sanidad y la educación públicas o con la PAH
(Plataforma de Afectados por la Hipoteca) se ha vuelto a retomar la lucha por
lo que es nuestro. La ciudadanía está queriendo tomar las riendas de su futuro
formando también nuevas agrupaciones políticas de ámbito municipal, autonómico
y estatal donde confluyen juntas diferentes organizaciones.
Los conservadores han hecho su seña de
identidad el enfrentar a la población. Sus discursos mezclan falso patriotismo
con responsabilidad, conectando la idea que si no ellos no gobiernan se pierde
la esencia del país y otros vendrán a quebrar lo que con esfuerzo se ha
construido. ¡España se rompe! Más de una vez han espetado este aviso a
navegantes para poner énfasis a temas que rompen sus moldes y a los que llaman
a movilizarse para demostrar su fuerza. Sacar a su ejército de patriotas agitabanderas venidos de otra época para detener el progreso en
materia de derechos sociales, civiles y de la libertad de expresión alegando
que ellos toman esas luchas mediante su prohibición.
Con el surgimiento de iniciativas
ciudadanas para dar respuesta a temas de estado, actúan igual. Descalifican a
los que se mueven por parar los estragos de ésta crisis y a los que se oponen a
sus medidas de “reestructuración”. Hablan de responsabilidad en el voto y de
personas “normales” a los que seguirán sus propuestas de autoflagelación y a
una vivencia de una Semana Santa perpetua políticamente hablando. No sólo se
conforman en enfrentar a la sociedad si no que lo justifican ya que hacen estos
sacrificios por nuestro bien. Es ese sentimiento paternalista al que antes me
he referido. Se autoproclaman salvadores. No hace falta nada más que recordar
las palabras del actual Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en la anterior
legislatura cuando estaba en la oposición: “Que caiga España que ya la
levantaremos nosotros”.
La población ha dicho basta de este
paternalismo. Han perdido todo el derecho a hablar de nosotros y por nosotros.
La gente quiere hablar por sí misma e influir más en sus vidas. Quiere tomar
las riendas de su destino y no volverlo a dejar en manos de gestores disociados
con la realidad de la calle. Y si quieren hablar de nosotros más vale que se
laven la boca antes.