viernes, 24 de junio de 2016

GOOD BYE UK

Gran Bretaña ha votado. La opción de salir de la UE ha ganado de manera muy justa con el 51% de los votos. Así, uno de los miembros más antiguos, abandona la unión entre discursos anti migratorios y falsas promesas como que el dinero que se ahorran de la contribución a la UE los destinarán al sistema de salud pública. 

La pregunta que más se hacen es "¿Qué depara ésta salida para UK?". Las primeras reacciones ya se han visto: dimite el Primer Ministro David Cameron, la Libra se devalúa, la bolsa baja. Pero a más largo plazo vaticinan una inseguridad laboral más acusada en materia de derechos, lucha contra la desigualdad entre géneros o cantidad de horas trabajadas. Otra de las consecuencias más grandes es la de un gobierno aún más conservador que el actual. No hay que olvidar que la principal causa de éste referéndum es una lucha interna en el Partido Conservador y animada por el partido antieuropeo ultraconservador UKIP. Y por si fuera poco, la desintegración del Reino Unido es una posibilidad que no se descarta con el voto proeuropeo de Irlanda del Norte y Escocia, abogando por la reunificación de Irlanda los primeros y por otro referéndum de independencia la segundos.

Nigel Farage. Líder del UKIP.

A nivel político se deja entrever un nacionalismo ultraconservador que se está adueñando de los países más influyentes de Europa. El caso más exacerbado fue el de Austria, dónde por un estrecho margen casi llega a gobernar la ultraderecha antieuropea. Y lo mismo ocurre en Francia con el gran respaldo que parece tener el Frente Nacional, y en Holanda y Dinamarca parece que ya han llegado a tener cuotas de poder. El proyecto europeo se hunde ante el advenimiento de unos sentimientos regionales que han sido abonados con el apoyo a medidas regresivas en materia laboral, fiscal y de derechos, apoyadas por una Unión Europea que ha dejado ver su incapacidad de acción a la hora de afrontar las urgencias de los ciudadanos en momentos de crisis y todo por miedo.

En materia de clases, me viene una pregunta en relación a si estamos viendo la primera lucha interna entre las clases más pudientes. Durante años, los gobiernos Neoliberales han basado su discurso social en enfrentar entre si a las clases populares, pero ahora vemos como la clase dirigente tradicional se divide. Por otro lado, las clase trabajadora se une más y más ante el reto de reconfigurar una unión de países para beneficiar a la mayoría de la población. Es decir, una unión de pueblos contra una lucha por llevarse lo que se cree que es suyo.

Y en España, ¿qué influencia tiene el Brexit? En mi opinión creo que con la salida de Gran Bretaña, España puede luchar por ocupar su lugar mediante una política valiente para cambiar las cosas en los países del sur. Habrá preocupación por la cuantía de fondos europeos que recibiremos, y también debería actuar diligentemente en apoyar a la población migrada al Reino Unido en búsqueda de una mejor vida que aquí se ha negado. Aunque las primeras reacciones se han dejado escuchar, como la fobia a consultar a la población que tiene el señor Pedro Sánchez o los gritos de ¡¡GIBRALTAR ESPAÑOL!! del señor Margallo.

sábado, 12 de marzo de 2016

¡BASTA DE PRIVILEGIOS!


Hoy, en la web de El Periódico, he leído una noticia cuyo titular es "Ana Mato recibirá una ayuda de 53.000 euros del Congreso al no encontrar trabajo". Esta noticia expone que la exministra de Sanidad y otros 63 diputados/as se han acogido a una ayuda de 2.813,87 euros mensuales, en concepto de "indemnización por cese" al dejar de ser parlamentarios/as, según el Reglamento de pensiones parlamentarias y otras prestaciones económicas a favor de los/as exparlamentarios/as. ¿Es ésta una medida justa o igualitaria? Puede que mi opinión sea tildada de populista, oportunista e incluso partidista, pero no me centraré en el caso de la exministra, considerada "partícipe a título lucrativo" en el "caso Gürtel" por un juez, sino que va a ser para todos/as los beneficiarios/as del partido que sea.

Creo que ésta medida es un privilegio más que un derecho. Por supuesto que estoy firmemente a favor que cuando un/a trabajador/a cesa de una actividad laboral, por baja voluntaria o por despido, tenga el derecho y la opción de acogerse a una ayuda por desempleo previo registro en las oficinas del INEM. Lo que no veo justo es que haya una partida complementaria del Congreso de los Diputados, otorgando una cuantiosa ayuda por dejar de desempeñar una actividad voluntaria.

Ante mis ojos, un/a exparlamentario/a es una persona que ha decidido presentarse a una convocatoria pública de empleo y no ha revalidado su puesto al no salir elegido/a. Al igual que cualquier trabajador/a que firma un contrato temporal en una empresa y al expirar dicho contrato no se lo extienden, los/as parlamentarios/as firman en cada legislatura un contrato de trabajo con la ciudadanía de cuatro años de duración.

Pueden argumentar "Claro, es que han dejado su actividad privada para trabajar en el sector público". Bien, si un/a profesor/a deja de trabajar en un colegio privado para acogerse a una oferta de empleo en una escuela pública y, al cabo de los años, es despedido/a ¿hay una partida del Ministerio de Educación que les garantice una indemnización del 100% de su sueldo, o debe acudir a las oficinas de empleo a solicitar la pertinente ayuda? Un tanto demagógico.

Me parece aún más desproporcionado que sigan manteniendo éste tipo de partidas para los/as exparlamentarios/as mientras recortan las prestaciones por desempleo y las ayudas a las personas paradas de larga duración. Igual desproporción es obligar a vivir con ayudas de menos de 500 euros al mes a familias enteras, mientras sus señorías cobran el sueldo íntegro de diputado/a (2.813,87 euros brutos mensuales) en concepto de ayuda cuando han estado cobrando, durante el ejercicio de sus funciones, una variedad de complementos por desplazamientos o dietas. Lo justo es que sean canceladas esas partidas, se trasladen al fondo de la Seguridad Social y que todo/a exparlamentario/a acuda a registrarse para recibir su prestación por desempleo bajo la tutela de una misma legislación.

Es menester dejar de lado ese patriotismo de chichinabo, exaltando el trabajo de sus señorías, cubriéndolo de privilegios y exponiendo que han sacrificado su carrera laboral para trabajar al servicio de la nación, mientras se criminaliza al/la trabajador/a, recortando prestaciones y ayudas, mediante argumentos como "muchos se compran televisores de plasma con las ayudas" o con el célebre "¡Que se jodan!" de la diputada del PP Andrea Fabra en la pasada legislatura cuando se anunciaban recortes.

Es necesario empezar a escribir un tiempo nuevo construyéndolo mediante la equiparación en derechos y deberes de todos/as los/as ciudadanos/as, sean trabajadores/as del sector público o privado. Basta de privilegios que provocan una desconexión entre la ciudadanía y los órganos de gobierno. Para trabajar para la ciudadanía hay que estar en sintonía con ella. No es posible empatizar de otra forma; aunque cosas como ésta me hacen creer que no es su propósito.